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Miércoles 23 de marzo de 2022

“Me encanta la Urgencia, me encanta la Prehospitalaria. Si tuviera la edad y la salud, todavía andaría arriba de la ambulancia”.

La emblemática enfermera Guisela Castillo nos cuenta pasajes de su trayectoria tras cumplir 40 años de servicio

En la primavera del 81 Guisela Emma Castillo Elgueta tenía 22 años y tras titularse de enfermera de la sede Valparaíso de la Universidad de Chile, llegó a realizar un reemplazo al Servicio de Pediatría del Hospital de Quilpué. Pero en cosa de semanas, pasó las fiestas de Navidad y Año Nuevo en la Unidad de Emergencia. Entonces había 8 enfermeras para todo el hospital y en los turnos de noche se cubrían todos los servicios.

“Era la Urgencia más todo el Hospital que incluía una Pediatría enorme –recuerda Guisela Castillo- un piso completo de niños y Neonatología. De ese punto de vista epidemiológico, Pediatría eran muchos niños hospitalizados por cuadros de diarrea e infecciones y en invierno infecciones respiratorias. Era complicado el manejo, poco personal de enfermería y nosotros corríamos por el hospital para ir a todos lados, a la Neo, a Urgencia a tomar alcoholemia, a realizar algún procedimiento de urgencia, la misma enfermera” cuenta.

Eran años de mucha rotación de personal, por lo que era muy común que tras salir de vacaciones llegabas a otro servicio clínico. En esas constantes rotaciones trabajó durante seis meses en Pabellón, en Unidad de Emergencia, luego trabajó durante 10 años en el servicio de Cirugía, trabajando de día, pasó brevemente por el Consultorio de Especialidades, hasta volver al Servicio de Urgencia donde fue enfermera supervisora por alrededor de 20 años y en donde ha permanecido hasta el día de hoy, con 40 años de servicio.

Son muchos los pasajes que recuerda de esta fructífera trayectoria. Estuvo a cargo de la acreditación de una sala de Cuidados intermedios en la misma Urgencia, que finalmente se convirtió en la práctica en una UCI debido al manejo de pacientes críticos que se realizaba en dicho lugar.

“Mientras fui enfermera supervisora de Urgencia, el mismo enfermero de turno salía a las emergencias prehospitalarias. El director de esa época, se encargó de equipar las ambulancias de urgencias y en los 90 contábamos con ambulancias muy bien equipadas. Recuerdo que con el apoyo del voluntariado Damas de Canela nuestras ambulancias fueron las mejores equipadas de la región con todo lo que era material de trauma importado de distintos países, algo que llamaba la atención en otros establecimientos. Cuando llegábamos con pacientes muy bien inmovilizados se notaba la sorpresa de los profesionales” recordó.

Para contar con sus uniformes, el equipo de Urgencia que ella lideraba, organizaban eventos, bingos, o bien recibían la ayuda del voluntariado. Se hacían muchas capacitaciones, era algo muy característico de nuestro equipo poner al día a la gente nueva para asumir funciones en prehospitalaria. Hasta el día de hoy somos el mismo equipo en la Unidad de Emergencia y en la Prehospitalaria”.

Recuerda que cuando partió el funcionamiento del SAMU, la unidad de Emergencia recibió un cargo de enfermera de jornada 44 horas que les permitía ir rotando entre la supervisión de la Unidad de Emergencia y las salidas en Prehospitalaria. “Nos turnábamos, una se quedaba y la otra se subía a la ambulancia. A mí me encanta la Urgencia, me encanta la prehospitalaria”.

En 40 años de servicio, Guisella Castillo, rescata los valores que motivaron a los funcionarios de la unidad de Emergencia y que espera puedan incentivar también a las nuevas generaciones: “el espíritu de entrega, de responsabilidad, de empatía, un funcionario con la camiseta puesta por su lugar de trabajo, que le gusta lo que hace y que lo haga con muchas ganas”.

“De los equipos que formamos, queda muy poca gente, hay mucha gente nueva, y cuesta armar equipo, pero mi postura siempre ha sido y será velar por el paciente. Tengo muchos turnos a cuesta, que significan renunciar a tiempos que uno le dedica a su familia, pero me siento grata trabajando acá, me gusta lo que hago, disfruté cirugía, disfruté la Urgencia”.

Tras la Pandemia, la emblemática enfermera de 62 años, debió dejar atrás su labor en prehospitalaria por precaución, debido a un cuadro respiratorio crónico, por lo que hoy continúa entregando su servicio desde la Unidad de Emergencia Pediátrica, aunque asegura que “si tuviera la edad o la salud, todavía andaría arriba de la ambulancia”.